sábado, 8 de agosto de 2009

CATANDO PISCO...

Hemos visto como el Pisco realiza su largo viaje desde la parra hasta la botella. Ahora que ya tenemos ante nosotros el producto terminado, es importante saber cómo relacionamos con él y esto lo haremos a través de la cata.

Lo que quisiera es que ustedes, amigos aprendan de manera sencilla y práctica cómo descubrir al Pisco, cómo apreciarlo y, sobre todo, como disfrutarlo.
Otra de las cosas que me gustaría es que se deje de lado el famoso “Seco y volteado”. Esta práctica, muy difundida, por cierto, puede resultar quizá hasta pintorezca, pero tiene un gran defecto: nos impide encontrar la sutileza, la belleza, las variadas sensaciones que despierta en la nariz y la boca el pisco, las que lo hacen tan singular y sofisticado como bebida.
Antiguamente se tomaba “Seco y volteado” pues en algunos casos era un aguardiente que raspaba, lo que nuestros abuelos llamaban “rompepecho”.
Hoy encontramos que sin perder en absoluto su calidad de aguardiente elegante, un brandy incoloro y sin añejamiento, que es exactamente igual en calidad o hasta más fino que cualquier brandy. El pisco, por tener un alto grado de alcohólico, es un gusto adquirido. Es decir, te gusta o no te gusta. Si nunca se ha tomado, hay que aprender a hacerlo. Puede beberse con gaseosas, con agua mineral, con hielo o bien frío, como otros aguardientes.
En coctelería, en pisco sour, algarrobina y otras preparaciones. Pero si se toma puro, que me parece la mejor forma de apreciarlo, hay que hacerlo sorbito a sorbito. Como dicen algunos, el pisco se bebe a besos.


AUTOR: Johnny Schuler

No hay comentarios:

Publicar un comentario